LUQUETE I, ‘pajuela: paja o mecha cubierta de azufre que, arrimada a una brasa, arde con llama’ (y de ahí ‘ruedecita de limón o naranja que se echa en el vino para que de ella tome sabor’ porque incita a beber como si encendiera la sed): procede del anticuado aluquete, y éste del ár. wuqáȳd ‘fósforo, cerilla’, diminutivo de waqîd, waqîda, ‘mecha’, ‘fósforo’, del verbo wáqad ‘encender’.

1.ª doc.: 1606, Fr. P. de Vega, Cej. VII, p. 433; Covarr.

Escribe este lexicógrafo: «es lo mismo que alguaquida o pajuela de piedra açufre... algunos dizen ser arábigo porque luquid en Fez vale lo mismo que la pajuela de el alcrevite; luquete se llama también una ruedecita de cáscara de naranja, que se suele exprimir en el vino: y díxose assí porque si la exprimimos a la vela, se enciende aquel humorcillo, y se torna fuego»; da además la variante aluquete, remitiendo a alguaquida. Falta el vocablo en los lexicógrafos anteriores y contemporáneos, y en su primera ac. no es fácil citar ejs. en los textos, porque se presta poco este sentido para el empleo literario; sin embargo, esta ac. es viva en muchas partes, particularmente en Aragón, donde ya la recoge Peralta (1835), la registran ediciones tardías de Oudin y de Franciosini (ed. 1735, no sé si figura en las del S. XVII), así como Terr., y la Acad. la tiene ya en 1843, pero todavía Aut. registra solamente la 2.ª ac. Esta sí se prestaba a comparaciones literarias, y así la hallamos en varios autores clásicos; muchas veces tiene el matiz de ‘condimento que da sabor’: «donde estás más celebrado / que en el vino está el luquete» (Tirso), «es parlar sin murmurar / lo que beber sin luquete» (Ruiz de Alarcón), «en su taza a mí me mete / porque es goloso y bebe con luquete» (Moreto); pero también es frecuente que tenga el valor de ‘incitante’, ‘lo que provoca a beber’: «¡cuántas topo por las calles / hermosas!... más bellas / que tras el pastel las pellas, / que el vino tras el luquete» (Tirso), «¿en qué paró la pesadumbre fiera? / D. VICENTE. Hicímoslos a todos luego amigos / y fueron luego allí cartas de pagos, / de la paz que firmaron, ciertos tragos. / CORCUERA. Sí, que ya vienen a ser las peleonas / lindos luquetes para beber vino / royendo un hueso de paz por tocino» (Quiñones de B., NBAE XVIII, 805b); Villegas (1617) compara al Amor y a Baco con los padres de su poesía y termina diciendo «pues ambos a dos, lira, / a ti y a mí nos sean / plectrillo con que suenes, / luquete con que bebas»1. Es decir, se equiparó el ácido incitante del fruto con el ardor que experimenta el sediento, a modo de luquete que le abrasa la garganta; comp. LAMPAR. Por lo tanto, no hay necesidad de recurrir a la forzada explicación semántica de Covarr., ni pensar en una etimología diferente, el ár. luqâƫ ‘friolera, objeto despreciable’, según quiere Dozy, Gloss., 2982.

Luego debemos partir de la ac. ‘pajuela para tomar fuego de las ascuas’ como etimológica; y reconoceremos que la etimología arábiga de Covarr. y Dozy presenta todos los visos de exactitud. Waqîda significaba «mecha de encender» en hispanoárabe (PAlc.) y es derivado normal de wáqad ‘encender’, verbo de carácter universal en este idioma; hoy se pronuncia uqîda en Túnez, ugîda en Libia (Griffini) en el sentido de ‘fósforo, cerilla’, y el masculino waqîd en el mismo sentido se documenta en varios lugares del Norte de África (parece hallarse ya en el egipcio Makrizî, comienzo del S. XV). De waqîda procede indudablemente el cast. alguaquida ‘pajuela, luquete’, ya documentado en el Corbacho (1438), en el Canc. de Horozco (med. S. XVI; vid. DHist., s. v.) y en Covarr.; hay variante fonética aulaquida en B. de Mendoza (1594) en el sentido de ‘incitante o provocación a la guerra’, que no hay por qué acentuar auláquida, como se ha hecho en el DHist., pues Horozco acopla en rima alguaquida con cumplida. En cuanto a luquete, acaso la inicial wase redujo fonéticamente a u, según da a entender Steiger (Contrib., 294, 345)3; pero dada la generalidad de la inicial (a)lu- (y no alo- o algua-), en contraste con alguaquida, es preferible dar la razón a Dozy y partir del diminutivo wuqáȳd que está también documentado como sinónimo de waqîd en el Norte de África (Dombay, Humbert), y del cual procederán asimismo el luquîd de Fez (Covarr.) y el argelino luqîd, usual entre los judíos de esta ciudad4.

Conviene, empero, tener en cuenta que el tipo luquete tiene amplia difusión en otros romances. En catalán lluquet es ‘pajuela para encender’ y además ‘pedacito de azufre que se pone en las cubas’; en la primera ac. ya aparece en el Curial (h. 1450)5, en Jaume Roig (1460)6 y en el Cancionero Satírico Valenciano de fines del S. XV; en algunas partes es ‘hongo yesquero’ y en otras, partiendo de ‘brizna’, ha llegado a ser el nombre de una ‘hierbecita de hoja menuda adherida al suelo, en la baja montaña’ (oído en Surroca, no lejos de Ripoll). En lengua de Oc luquet es nombre del fósforo o cerilla de azufre: así en el Valle de Arán, en el Tam-et-Garonne (VKR VI, 41), en el Aveyron (Vayssier), aluquet en las Landas (Millardet, Atlas, n.° 18); según el mapa allumette del ALF, el tipo luquet se extiende por los departamentos de Pirineos Orientales, Este del Ariège y H.-Garonne, todo el Tarn, Aveyron y Lozère, y buena parte del Aude, Hérault, Gard y Cantal; el diccionario tolosano de Doujat y Visner recoge acs. muy semejantes a las castellanas y catalanas: «un luquet d’iranje, un morceau d’écorce d’orange, une tranche; luquet donne l’idée d’un lambeau, d’une brindille, d’une allumette de quoi que ce soit», luquetaire «qui soufre des brindilles de chenevotte». Ahora bien (à)luquet parece estar respecto de oc. alucà ‘encender’ en la misma relación que el fr. allumette respecto de allumer; y como se ha explicado alucà, que ya se halla varias veces en textos de med. S. XIII y del XIV (Raynouard, Levy), por un tipo lat. *ADLȢCICARE, derivado de LȢX, -CIS7>, es preciso asegurarnos bien de que no hemos sido víctimas de un espejismo en nuestra etimología arábiga; por el contrario, la palabra hispánica podría ser un provenzalismo. Pero la verdad es que luquet no se documenta en lengua de Oc hasta fecha reciente, y la variante con a- está allí reducida a un solo dialecto local; por otra parte, la etimología *ADLUCICARE es sumamente sospechosa desde el punto de vista morfológico y fonético8. Tampoco es seguro que allumette sea derivado espontáneo de allumer9. La que sí puede ser derivada de LUX es la variante alugà ‘encender’, que hoy se emplea en los dialectos arcaizantes del valle de Arán, el Bearne (Lespy-R.) y el Gers (habla del cantón de Lombez: Bouts dera Mountanho IX, 219)10; no hay ahí dificultad alguna en partir de *ADLȢCARE, tanto más cuanto que ADLUCERE ya está documentado en latín; y aunque no tengo documentación medieval de alugar, la hay en cambio de deslugar ‘apagar, eclipsar, desvanecer’ (Ventadorn) y eslugar ‘aclarar, iluminar’ (Bernat de Venzenac), que atestiguan indirectamente la existencia de alugar. Creo, pues, que (a)luquete y el cat. lluquet son realmente arabismos (nótese la procedencia valenciana de todos los ejs. catalanes medievales), que pasaron ya en fecha algo antigua al Sur de Francia y fueron causa de que en parte de este territorio se cambiara el etimológico alugar en el inexplicable alucar, así como, viceversa, este verbo fué causa de la variante aluquet en el sustantivo. Me confirma en esta creencia la procedencia arábiga de alguaquida, y por otra parte de alcrebite y tantos términos de alquimia, y también el viejo arraigo meridional de los vendedores callejeros de luquetes, que tan bien documenta Covarr. (s. v. alguaquida) en la Valencia del Siglo de Oro y en la Roma de la Antigüedad11.

1 Cl. C., p. 313. Véanse allí, en Pagés y en Aut. otras de las citas que he reproducido.―

2 No hallo este vocablo en árabe vulgar (Dozy, Suppl.), aunque bien pudo existir allí, pues se halla la raíz láqaƫ. La comparación con el fr. zeste ‘membrana que separa los gajos de una naranja o de una nuez’, ‘objeto insignificante’, es poco oportuna, pues no sé que este vocablo se emplee en el sentido de ‘luquete para dar sabor’.―

3 Comp. Wâdi- > port. Odi- (Odiana, etc.), wa šâȐ llâh > ojalá, waqî > aloquín, y sobre todo el cast. ant. aluceda si viene de wisâda ‘almohada’ como asegura el propio Steiger, Festschrift Jud, pp. 664ss.―

4 Beaussier da w-q-y-d sin vocalizar. Los uqîda y ugîda arriba citados pueden venir del diminutivo femenino correspondiente.―

5 «Trametia per la boca, per lo nas e per les orelles orrible fum de sufre, e los ulls qui parien luquets quant se comencen a encendre...», N. Cl. III, 62.―

6 «Avinentea: / luquet e tea / es de chich foch, / e poch a poch / s’ençen molt gran», v. 10164.―

7 Así lo hace, p. ej., Tilander, Rom. LII, 484-7.―

8 La verdad es que es sumamente dudoso que de ahí pueda venir también el fr. ant. aluchier ‘plantar’, ‘colocar’, ‘cultivar’, ‘alimentar’, ‘atraer’, según Tilander porque la luz es necesaria para que crezcan las plantas; idea muy forzada. Sospecho que nada tiene que ver esta palabra francesa con la occitana; aunque alguno de los ejs. de esta última citados por Raynouard puede corresponder más bien al tipo francés (quizá el ej. de Garin d’Apchier).―

9 Recuérdese la teoría de Gilliéron acerca de allumette procedente de allumelle LAMELLA; aun el mismo Wartburg, que no la acepta, reconoce que el problema no está bien aclarado.―

10 En la Gironda (Moureau), Sur de las Landas (Millardet, n.° 17) y otros puntos del Bearne se dice alucà. Mistral, sin distinguir bien las dos variantes, y confundiéndolas con una palabra independiente, dice que se emplean en Gascuña y Languedoc.―

11 Spitzer, Lexik. a. d. Kat., 89, estudió lluquet en relación con el cat. llucar ‘mirar’, palabra moderna y de tono afectivo, de procedencia oscura, que difícilmente nos puede ilustrar sobre la historia de luquete. Sí deberá tenerse muy en cuenta este artículo cuando se estudie mejor el origen del fr. ant. aluchier ‘plantar’ (comp. cat. lluc ‘brote’).